La crisis climática está devastando las economías agrícolas del Corredor Seco
centroamericano. Con abejas, semillas y especial atención a los jóvenes y las mujeres, los
socios de Oxfam están ayudando a los agricultores a reducir el riesgo de desastre económico.
Desde la perspectiva de las abejas, las escarpadas colinas y montañas de Guatemala y El
Salvador son escenas de un banquete que se renueva cada día del año. Los árboles florecen
en primavera, los cultivos agrícolas ofrecen sus flores en las estaciones de crecimiento y las
flores silvestres florecen durante todo el año. Desde el punto de vista de las plantas, las abejas
son el animal del que la mayoría no puede prescindir.
Son las abejas las que han unido a los agricultores con Oxfam y las organizaciones asociadas
Corazón de Maíz y CORDES, la Fundación para la Cooperación y el Desarrollo Comunitario de
El Salvador.
Años de sequía -intercalados con tormentas destructivas e inundaciones- siguen asolando el
Corredor Seco de Centroamérica, obligando a innumerables agricultores a abandonar sus
tierras y embarcarse en angustiosos viajes hacia el norte.
"Desde 2018 hasta ahora, todos los años hemos sufrido una sequía o una tormenta", dice Adán
Argueta, de 31 años, que vive en una aldea de San Miguel (El Salvador). "El año pasado
perdimos casi el 70% de la cosecha de maíz, frijol y sorgo".
"Las tormentas nos dejaron endeudados, sin trabajo y con muy poca comida en casa", dice
Gerson Martínez, de 19 años, agricultor de la cercana aldea de El Chilamo.
Martínez y Argueta son dos de los más de 60 jóvenes adultos del departamento de San Antonio
del Mosco que se han unido a un proyecto de apicultura financiado por Oxfam cuyo objetivo es
ayudar a los agricultores en apuros a diversificar sus fuentes de ingresos, propagando al mismo
tiempo una criatura que beneficia a los agricultores y al medio ambiente.
El proyecto comenzó con un estudio que indicaba que el mercado de la miel era fuerte. Y a
pesar de la sequía, las plantas florecen durante todo el año, dice Malvin Ortiz, técnico de
CORDES, por lo que las expectativas para las abejas eran buenas. CORDES seleccionó a un
grupo de jóvenes adultos de comunidades con dificultades del Corredor Seco y les proporcionó
formación, equipos y apoyo técnico.
"Si trabajamos bien las colmenas, podremos producir unos 400 frascos de miel al año", dice
Argueta. "A un precio de venta de 5 ó 6 dólares cada uno, hemos calculado un beneficio de
unos 500 ó 600 dólares para cada familia participante".
Lo cual es suficiente para cambiar una vida.
"Si tengo éxito", dice Martínez, "con ese dinero podré ir a la universidad".
Encontrar un punto de apoyo
En una aldea de Carolina (El Salvador), Marleny y Marvin Hernández viven con sus hijos, de
ocho y cuatro años. Ellos también son agricultores, pero como a tantos otros en la región, sus
últimas cosechas de maíz y frijoles fracasaron. Cuando las inclemencias del tiempo acaban con
tus cosechas es malo en todos los sentidos, pero cuando los préstamos que pediste para
comprar las semillas y los fertilizantes vencen, la cosa se pone peor. Mientras tanto, la
pandemia ha puesto fin al trabajo de albañil de Marvin; la pareja cría gallinas -venden huevos
por 6 ó 7 dólares a la semana- y come verduras del huerto familiar de Marleny, pero no les da
para vivir.
Por eso aprovecharon la oportunidad de unir fuerzas con otras cinco familias para montar un
colmenar.
"Es una gran oportunidad para tener un negocio rentable", dice Marleny.
Ahora tienen 10 colmenas y quieren aumentarlas a 30. "Según nuestros cálculos, podemos
extraer 16 litros de miel por cada colmena, y si vendemos cada litro a 6 dólares, podríamos
tener un beneficio de 1.800 dólares", dice. "Dividido entre seis familias, saldría a 300 dólares
cada una".
Melvin sonríe cuando escucha a Marleny. "Admiro a Marleny porque ella es así", dice. "Siempre
dice: '¡Yo puedo!".
Su planificación la lleva más lejos. Además de sus negocios de huevos y miel, quiere montar
una panadería en su casa. "Me gustaría aprender a hacer pan y bollería. Cada día veo más
cerca ese sueño, porque el negocio de la miel va viento en popa".
Nosotras también podemos liderar
En Guatemala, el proyecto del colmenar complementa un esfuerzo en curso para ayudar a los
agricultores a cambiar a variedades de frutas y verduras tolerantes a la sequía. Desde maíz y
frijoles hasta yuca y árboles frutales, Asedechi y Corazón de Maíz, socios de Oxfam, han
proporcionado semillas y plantas de semillero que tienen más posibilidades de sobrevivir a las
abrasadoras sequías de la región. La conservación del agua forma parte del plan: las
organizaciones han introducido el compostaje -uno de cuyos beneficios es mantener húmedo el
suelo- y un sencillo método de almacenamiento de agua doméstica para regar los cultivos.
Pero con los colmenares en funcionamiento, los agricultores pueden obtener ingresos incluso
cuando los fenómenos meteorológicos acaben con sus cosechas.
Los colmenares de Guatemala son en gran parte propiedad de las mujeres, en el marco de una
iniciativa de Oxfam y sus socios para mejorar sus ingresos y perspectivas de futuro.
Cuando Tomasa Alonso Morente oyó hablar por primera vez de la apicultura, pensó que ser
picada era parte del trato. "Tenía miedo", dice, pero se armó de valor y se unió al proyecto del
colmenar. Las abejas que cuida la han dejado completamente en paz, y los miedos han
desaparecido.
Las abejas son una bendición, dice Juana Alonzo, otra apicultora recién llegada. "Como el
proyecto funciona, me siento más feliz".
Juan Antonio Guevara González, de Corazón de Maíz, señala lo que puede ser un poderoso
indicador del éxito de su trabajo: "Laguna Patzijon es una de las comunidades que más
contribuyó a la migración en otros años. Con la ejecución de este proyecto, hemos visto que la
migración ha disminuido."
Las dietas están mejorando, dice el agricultor Alberto Martínez, y están tomando forma nuevas
esperanzas y planes para el futuro. "Esto no sólo nos va a servir a nosotros, sino también a
nuestros hijos más adelante".
Y las mujeres que se criaron para apoyar los sueños de los demás están decidiendo que
pueden perseguir sueños propios. "Imagínense un taller sobre liderazgo femenino", dice la
agricultora Brenda Guanche. ¿Su conclusión de estos proyectos?
"Las mujeres podemos aprender, y también podemos liderar".